Cuando hace un par de años entré en la universidad, pude comprobar cómo determinadas carreras científicas parecen cerradas a cal y canto para el público femenino. Afortunadamente esto no es así legalmente ya que en teoría todo el mundo es libre de decidir su futuro académico y profesional, pero parece ser que muy pocas mujeres en pleno siglo XXI eligen ramas de ingeniería o ciencias puras. Y no es de extrañar teniendo en cuenta el poco apoyo que ha recibido el colectivo a lo largo de la historia por parte de la propia comunidad científica y la sociedad en general. Todo el mundo conoce a Einstein, Edison, Galileo, Fleming… y muy pocos a Hedy Lamarr, Ada Lovelace, Grace Murray… Sólo Marie Curie (que ilustra esta entrada) se salva de las garras del olvido.
Es nuestro deber como sociedad sacar a relucir los nombres de las científicas que cambiaron nuestro mundo, a veces disfrazadas de hombres o con trabajos excelentes olvidados en un cajón sólo por llevar el nombre de una mujer. Es hora de hablar de las científicas que inspirarán a las futuras generaciones de matemáticas, biólogas, ingenieras, físicas…
Creo que la visibilización es algo muy importante para los más jóvenes, y es nuestro deber formarnos ya que somos nosotros los que tenemos que llevarles a ellos la información. Por ello voy a intentar cada una o dos semanas traer por estos lares una científica que dejó huella en el campo de la ciencia.
Y quién sabe, puede que a alguna chica le cambie la vida de la misma forma que lo hizo la mía cuando descubrí a Alan Turing.